Riesgo de responsabilidad de los productos químicos eternos
PFAS: omnipresentes e imparables
por Jasmin Oberdorfer, periodista económica
Las sustancias químicas PFAS se utilizan ya en innumerables productos y dejan su huella en el medio ambiente y en el cuerpo humano. Sus efectos a largo plazo no están claros, como tampoco lo está cómo será la gestión de estos químicos eternos en el futuro. Y esto genera interrogantes, también para la industria del seguro. Los suscriptores deben encontrar las vías adecuadas para poder gestionar estos riesgos difíciles de calcular.
A quien le gusta pasear a orillas del mar conoce bien esta escena: en la línea en que las olas se encuentran con la arena de la playa, frecuentemente se forman montañas de espuma. Los pies se hunden allí, los niños juegan con ella y los perros la persiguen. Muchas personas asocian esta imagen con las vacaciones y la relajación.
Pero lo que casi nadie sabe es que en muchos lugares la espuma contiene altas concentraciones de PFAS nocivas (sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas). Esta es la conclusión a la que llegó la organización de protección medioambiental Greenpeace después de investigar la espuma del mar en las costas alemanas. Los investigadores hallaron en las muestras hasta 160.000 nanogramos de estas sustancias químicas por litro. En términos comparativos: Dinamarca determinó un valor límite de 40 nanogramos por litro para aguas de baño. Las muestras alemanas superaron ese valor unas 290 a 3.777 veces.
Pero ¿cómo llegan las PFAS al mar? Desde finales de los años 40, la industria utiliza combinaciones sintéticas fabricadas en función de sus propiedades resistentes al agua, la grasa y la suciedad. Las sustancias conocidas como químicos eternos se encuentran en muchos productos, tales como chaquetas impermeables, sartenes de teflón, hilo dental, lápiz labial, cajas de pizza, juntas de silicona y espumas antiincendios. Muy frecuentemente, lss PFAS permanecen como restos de producción en el suelo o en el agua o en residuos industriales tales como los lodos residuales. El problema es el siguiente: los químicos, que se clasifican parcialmente como nocivos para la salud, son difícilmente degradables y siguen concentrándose en el entorno.
Esto también es una preocupación para la industria del seguro, ya que los siniestros relacionados con las PFAS podrían acarrear costos demasiado difíciles de calcular. Tratemos el tema de las PFAS desde la perspectiva de la ciencia, el derecho, la industria y la industria del seguro.
Resistentes, tóxicas, omnipresentes
Según las estimaciones, existen más de 10.000 PFAS en circulación. “Diferenciamos tres grupos”, explica Michaela Müller del Instituto Fraunhofer de Ingeniería Interfacial y Biotecnología IGB. “En primer lugar, los tensioactivos fluorados que, entre otros, se encuentran en las espumas antiincendios y los productos de limpieza. En segundo lugar, los polímeros fluorados, que se utilizan en muchas plantas de producción y bienes de consumo. Y, en tercer lugar, los gases fluorados, que se utilizan especialmente en las aplicaciones industriales”.
Los gases fluorados no solo contribuyen al efecto invernadero, sino que a través de las precipitaciones también liberan productos de degradación nocivos, tales como el ácido trifluoroacético (TFA). Los tensioactivos fluorados también se liberan a la naturaleza, por ejemplo, durante las operaciones de extinción de incendios, y contaminan el suelo y el agua . A través del agua que bebemos o de alimentos como el pescado y la verdura, se van acumulando en el cuerpo humano. Para cuatro PFAS, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) determinó en el año 2020 una ingesta tolerable de 4,4 nanogramos por cada kilo de peso corporal por semana, ya que se cree que algunos tensioactivos fluorados podrían dañar el metabolismo, el sistema reproductivo y el sistema inmunológico, además de provocar cáncer y disfunciones hormonales. Debido a estos riesgos para la salud, algunos tensioactivos fluorados están ya prohibidos o estrictamente regulados. Existen muchas otras PFAS, cuya toxicidad todavía no ha sido suficientemente investigada.
Los polímeros fluorados registran una resistencia química todavía mayor que los tensioactivos fluorados, por lo que son algo menos problemáticos. Sin embargo, Müller observa lo siguiente: “No queda claro si estos compuestos estables no se descompondrán en un futuro lejano en sustancias nocivas”.
Cómo entender las PFAS:
una clasificación química
Las PFAS (sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas) son compuestos orgánicos sintéticos formados por cadenas de carbono de diferente longitud, en las que los átomos de hidrógeno están sustituidos total (perifluorados) o parcialmente (polifluorados) por átomos de flúor. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD) clasifica como PFAS cualquier sustancia, que contenga, al menos, un enlace carbono-flúor completamente ocupado por flúor. La base de datos de sustancias químicas PubChem recoge casi siete millones de sustancias que se ajustan a esa definición. Se estima que más de 10 000 de ellas están en circulación. Aunque las PFAS tienen propiedades muy diversas, todas ellas se caracterizan por su extrema estabilidad, ya que apenas se degradan en el medio ambiente.
Estructura química de
las dos PFAS más comunes

Los procesos judiciales aumentan
Desde hace algunos años, especialmente en los EE. UU., cada vez hay más denuncias judiciales en relación con las PFAS. Además de los fabricantes de PFAS, también se vieron afectados los usuarios de PFAS, tales como los proveedores del cuerpo de bomberos, la industria textil y del papel y también los fabricantes de bienes de consumo. El análisis jurídico resulta sumamente complejo. “El riesgo de responsabilidad civil de las PFAS es tan especial por la combinación de su resistencia química, su uso en todos lados y sus propiedades parcialmente tóxicas”, explica la abogada medioambiental Mirjam Büsch, del bufete de abogados especializado en derecho medioambiental y del producto Franßen & Nusser.
En la mayoría de las demandas se trata de daños medioambientales, porque las sustancias que contienen PFAS llegaron al suelo y a las aguas. Los productores de PFAS, como el grupo tecnológico norteamericano 3M, debieron responder ante los tribunales varias veces. En Bélgica, la empresa llegó a un acuerdo con las autoridades en el año 2022 para invertir 570 millones de euros en el saneamiento de los suelos contaminados en torno a una fábrica de PFAS. En una disputa con proveedores de agua en los EE. UU., el grupo acordó un año más tarde el pago de hasta 12,5 mil millones USD. Cabe destacar que, debido al creciente número de demandas, 3M anunció que en 2025 suspenderá por completo la producción de PFAS.
En caso de daños causados por PFAS, resulta difícil identificar claramente a los responsables. Porque la causalidad entre la fuente y el daño es decisiva para determinar la responsabilidad y la indemnización. Ante los tribunales, los peritajes medioambientales juegan un papel preponderante para reconstruir las posibles vías de propagación. “Los tribunales también pueden basarse en supuestas causas”, aclara Büsch. Por ejemplo, si una empresa que procesa PFAS estuviese ubicada en las cercanías o si se ha documentado un incendio con espuma física que contenga PFAS.
Las consecuencias relativas a la salud son aún más difíciles de probar. “En la actualidad, no existe todavía una trazabilidad científica fiable”, agrega Müller. “Machos PFAS no tienen un efecto tóxico agudo, sino que se van acumulando lentamente en el cuerpo y pueden ocasionar diversas enfermedades”. A pesar de estas incertidumbres, ya se han dictado las primeras sentencias: el Tribunal Supremo de Suecia determinó que más de 150 habitantes en el sur del país habían padecido daños personales, solamente debido a unos valores de PFAS en sangre muy elevados. Los ciudadanos llevaban años bebiendo agua corriente y demandaron a la empresa abastecedora de la ciudad. En los próximos procesos se determinará si existe derecho a una indemnización.
Pero una cosa es segura: cuanto más exhaustivas sean las mediciones, más convincentes serán las correlaciones causa-efecto en el futuro. Además, con directivas más exigentes se mejora el fundamento legal para los derechos a indemnizaciones. En la actualidad, una sugerencia presentada por Alemania, Dinamarca, Países Bajos, Noruega y Suecia en enero de 2023 ante la Agencia Europea de Sustancias y Preparados Químicos ECHA ha causado revuelo: quieren prohibir todas las PFAS. La UE evalúa actualmente avanzar en el marco del reglamento de las sustancias químicas REACH. El objetivo consiste en regular todo el grupo de sustancias y reemplazar los PFAS de forma generalizada. En los casos en que todavía no sea posible, se deben aceptar excepciones y determinar periodos de transición. Como explica Büsch: “La prohibición será evaluada por sectores específicos, aunque todavía llevará un tiempo debido al exhaustivo procedimiento de ensayo”.
¿Cómo se regulan las PFAS?
A escala mundial
Con el Convenio de Estocolmo, 186 países de todo el mundo se comprometieron a regular los contaminantes orgánicos persistentes (persistent organic pollutants, POP). El tratado internacional entró en vigor el 17 de mayo de 2004. En él se incluyen también tres subgrupos de PFAS, las PFOS, las PFOA y las PFHxS, cuyo uso están prohibido, salvo en algunos casos excepcionales.

En Europa
La Unión Europea applica el Convenio de Estocolmo mediante el Reglamento (UE) 2019/1021, aunque regula algunas sustancias de manera diferente. Además, existen otros reglamentos específicos de la UE, así como regulaciones nacionales con prohibiciones, restricciones y límites máximos de PFAS en agua potable, otras aguas, alimentos y envases. Asimismo, varios subgrupos de PFAS están regulados en la UE a través del Reglamento REACH sobre sustancias químicas. Actualmente, se está llevando a cabo un Amplio proceso de restricción bajo REACH, que busca prohibir en gran medida todas las PFAS no esenciales en la UE.
Consecuencias para la Industria
Una prohibición general de las PFAS tendría consecuencias de gran alcance para la industria. En los sectores en que las PFAS asumen una función central, se corre el riesgo de transformaciones costosas, retrocesos técnicos o incluso de suspender la producción. La asociación europea de la industria mecánica, eléctrica y de tratamiento del metal Orgalim advierte que prohibir los químicos “perjudicaría considerablemente la capacidad de la industria de fabricar productos robustos y fiables”. Porque en algunas industrias sencillamente todavía no existen otras alternativas. Un ejemplo es la ingeniería médica, en la que las PFAS se utilizan, entre otros, en tubos, catéteres e implantes. Además, son importantes en las tecnologías clave de la revolución energética. Se insertan en las membranas de hidrógeno y en las pilas de combustible, como también en los revestimientos de los módulos solares.
A largo plazo, estima Müller, cada vez más empresas abandonarán la producción de PFAS. Por ese motivo, muchos productos desaparecerían del mercado o se tornarían considerablemente más costosos y, consecuentemente, menos atractivos. “Algunas empresas optan por otras variantes de PFAS, pero muchas buscan también alternativas concretas”, manifiesta la científica, que desarrolla sucedáneos en Fraunhofer.


Equilibrio entre el riesgo y la cobertura en las aseguradoras
La industria del seguro observa con detalle cómo evolucionan los riesgos ocasionados por las PFAS, el creciente número de demandas y las nuevas regulaciones. Crece la preocupación en cuanto a que los casos por PFAS puedan ocasionar enormes cargas financieras en los balances de las aseguradoras. Los daños afectan a los sectores de la responsabilidad civil ambiental, de producto y de empresa, pero también a la responsabilidad civil del empleador o los seguros D&O (responsabilidad civil de directivos).
“El mayor riesgo lo constituyen las contaminaciones del suelo y las aguas y los costosos saneamientos posteriores”, aclara Anja Käfer-Rohrbach, subgerente general de la Asociación Alemana de seguros (GDV). Muchas de esas contaminaciones persisten hace años e incluso frecuentemente durante décadas en los suelos. La creciente concienciación está llevando a las autoridades a tomar muestras adecuadas, basándose en la experiencia, especialmente en las proximidades de zonas industriales o antiguas bases aéreas militares, ya que allí se obtienen con frecuencia resultados relevantes.
A la hora de tratar los riesgos de las PFAS, tan difíciles de calcular, en la industria del seguro destacan actualmente dos estrategias fundamentales. Una de ellas consiste en retirarse como aseguradora y excluir en general los riesgos por potencial exposición a las PFAS, por el temor de verse en situaciones siniestrales problemáticas. Esta es ya la regla en los EE. UU. En los países escandinavos también aumentan las exclusiones. Por el contrario, en el espacio germano-parlante estas exclusiones generales de las PFAS aún no se han impuesto en el mercado del seguro primario y del reaseguro.
El modo de actuar que aquí se observa apuesta por el diálogo y por un enfoque basado en el riesgo, que es el modelo elegido actualmente por la Deutsche Rück (véase la entrevista a continuación). Las aseguradoras primarias consultan a sus clientes sobre los riesgos individuales potencialmente expuestos y los evalúan de forma individual. Para eso, se valen de un análisis fundamentado en las PFAS, por ejemplo, mediante cuestionarios. Los resultados conforman la base para ocuparse específicamente del riesgo de las PFAS en el contrato individual o, dado el caso, para excluirlo.

La asociación GDV elaboró recientemente una cláusula modelo para manejar las PFAS. En un primer paso, esta cláusula excluye los daños PFAS de la cobertura de seguro, pero simultáneamente incluye un párrafo en el que las aseguradoras y los clientes deben detallar las excepciones a esa regla. Por ejemplo, en qué condiciones y por qué importe se incluyen los daños por PFAS. “Las exclusiones generales constituirían el camino equivocado”, destaca Käfer-Rohrbach. “Sin embargo, las aseguradoras deben limitar su riesgo”. Su argumento es el siguiente: “Cuanto más comunicativa sea la industria, mejor se entenderán ambas partes entre sí. Y las posibilidades de las aseguradoras de ofrecer una cobertura mejor y más amplia serán mayores”.
Los buenos balances de daños medioambientales, las medidas de seguridad amplias y el control regular también se incluyen en la evaluación del riesgo. Büsch considera que la industria va por buen camino: “Claramente, en la actualidad muchas empresas se manejan con PFAS con mayor consciencia de la responsabilidad que hace algunos años, e invierten en medidas preventivas y de seguridad de las instalaciones”.
Por último, con su cláusula, GDV espera animar a la industria del seguro a reemplazar las PFAS con sustancias más inocuas. Porque queda claro que la gestión de las PFAS no será sencilla en el futuro y que a largo plazo no hay otra opción que reducir su uso considerablemente.
Entrevista
“No solo asumimos los riesgos, sino que también apoyamos a la industria”
Muchas aseguradoras primarias y reaseguradoras apuestan por un diálogo con la industria en relación con las PFAS. Thomas Schroer, Senior Manager del Departamento de seguro responsabilidad civil, accidentes y automóviles de la Deutsche Rück, explica cómo lograr una gestión responsable de este riesgo complejo.
Muchas aseguradoras comparan las PFAS con el asbesto. ¿Cuál es su opinión al respecto?
La comparación resulta insuficiente, porque existen diferencias esenciales. En general, el asbesto permite realizar un rastreo claro para averiguar dónde surgió la contaminación. Además, los cuadros clínicos como la asbestosis están claramente relacionados con esta sustancia. En el caso de las PFAS, hasta ahora es casi imposible realizar esa correlación. Sin embargo, en el caso de algunas PFAS la relación causal es tan clara, que solo es cuestión de tiempo hasta que esto cambie.
¿Cómo procede la Deutsche Rück con el tema de las PFAS?
Nos tomamos el riesgo PFAS muy en serio. Visitamos los eventos especializados, conocemos las demandas judiciales en curso y, ante todo, intercambiamos información regularmente con nuestros clientes, quienes a su vez trabajan junto con diferentes grupos de riesgo. Podemos entender que existen distintos grados de exposición PFAS, y que se debe reaccionar de distinta manera a ellos. Se podrían aplicar exclusiones generales para los fabricantes de PFAS y también para los usuarios. De nuestros clientes esperamos una descripción y un registro exacto de los riesgos. En el caso de las empresas con exposición limitada o indirecta a las PFAS, se debe considerar si dichos riesgos pueden gestionarse de manera responsable dentro de la cartera y de qué manera. En este sentido, habría que pensar, por ejemplo, en los fabricantes en el ámbito de la biotecnología. Cuando surgen nuevos riesgos como las PFAS, nuestro primer objetivo no consiste en excluirlos, sino hacerlos asegurables en la medida de lo posible. Porque como aseguradoras no solo asumimos los riesgos, sino que también apoyamos a la industria.
¿Qué dicen concretamente esas cláusulas de exclusión?
Antes de excluir un riesgo completamente, existen varias posibilidades de limitarlo. Por ejemplo, una aseguradora puede acordar franquicias elevadas o introducir una cobertura, en la que los riesgos PFAS estén básicamente incluidos, pero solo hasta un determinado importe. También es posible el coseguro, por ejemplo, de sustancias PFAS no problemáticas o de determinadas series de productos, como también lo prevé el enfoque GDV. Para limitar los riesgos a tiempo, se pueden excluir de la cobertura del seguro las contaminaciones ya existentes o periodos de producción definidos. Los negocios con EE. UU. o Canadá son un caso especial, por ejemplo, en el caso de exportaciones directas hacia esos países. Allí se dan regularmente regulaciones especiales para las PFAS, en la mayoría de los casos, exclusiones.
¿Cómo cree que evolucionará este tema?
En cuanto a la industria, sería ideal reducir el uso de las PFAS y encontrar sucedáneos. Para la industria del seguro, actualmente sigue siendo difícil prever cómo evolucionará la situación. Cuando los grandes oferentes de seguro primario y reaseguro comiencen a excluir los riesgos PFAS en general, otras aseguradoras harán lo mismo y así se producirá el efecto dominó. Si tenemos en cuenta las PFAS a nivel mundial, actualmente ya podemos ver determinadas regiones en las que ya no se ofrece cobertura de seguro PFAS. De todos modos, a pesar de esta incertidumbre, puedo vislumbrar buenas oportunidades para un enfoque sobre la base del riesgo, que es el modelo por el que apuesta el mercado alemán, siempre que abordemos el tema con prudencia y que nos protejamos como industria mediante contratos personalizados.